Sí, es verdad. Sí, mis noches nunca estuvieron más acompañadas como en este tiempo. Luego de tantas compañías; algunas conscientes y otras alentadas por el alcohol y las ganas de no mantener mi soledad, encontré unos brazos que estremecieron cada parte de mi cuerpo.
Pasaron los días y las noches y yo seguía tendida en su colchón. Sin embargo, cada vez que me encontraba mirando el techo, odiaba, cada vez más, aquella excusa cobarde de culpar al destino, y sufría anticipadamente por el adiós que se acercaba.
Te miraba y no podía ver en tus ojos lo que sentías...No decías muchas cosas. No sabía realmente qué significaba que yo estuviera ahí, abrazándote, besándote. Ya pasaron los días y aún sigo sin saber qué signifiqué en tu vida. Y sé también, que tampoco sabes lo que provocaste en mí. Sé que no te diste cuenta el tifón que provocaste en mí. Mejor así, prefiero proteger mi corazón sin fe.
Pasan mis noches solitarias y añoro las que estaba unida a ti. Añoro ver nuestros cuerpos entrelazados sin desprenderse ni por un instante.
Llegué a mi destino y he buscado incesantemente, en cada bar, el abracadabra que ayude a olvidarte y que sólo seas historia. Sin embargo, no he encontrado el sortilegio preciso para mi fin, al parecer siempre leo mal las instrucciones y termina saliendo todo al revés.
En estos momentos, sólo me queda cerrar los ojos. Apretarlos. y esperar hasta que te borres, hasta que tu figura de difumine instantáneamente.
Pasaron los días y las noches y yo seguía tendida en su colchón. Sin embargo, cada vez que me encontraba mirando el techo, odiaba, cada vez más, aquella excusa cobarde de culpar al destino, y sufría anticipadamente por el adiós que se acercaba.
Te miraba y no podía ver en tus ojos lo que sentías...No decías muchas cosas. No sabía realmente qué significaba que yo estuviera ahí, abrazándote, besándote. Ya pasaron los días y aún sigo sin saber qué signifiqué en tu vida. Y sé también, que tampoco sabes lo que provocaste en mí. Sé que no te diste cuenta el tifón que provocaste en mí. Mejor así, prefiero proteger mi corazón sin fe.
Pasan mis noches solitarias y añoro las que estaba unida a ti. Añoro ver nuestros cuerpos entrelazados sin desprenderse ni por un instante.
Llegué a mi destino y he buscado incesantemente, en cada bar, el abracadabra que ayude a olvidarte y que sólo seas historia. Sin embargo, no he encontrado el sortilegio preciso para mi fin, al parecer siempre leo mal las instrucciones y termina saliendo todo al revés.
En estos momentos, sólo me queda cerrar los ojos. Apretarlos. y esperar hasta que te borres, hasta que tu figura de difumine instantáneamente.
Sé que me pesarás, sé que tú recuerdo rondará por mucho tiempo, sé que tu cuerpo será el que me quite el sueño. Tu figura caminará por lugares a los que nos haz ido.
Frente a esto, pienso que debí retirarme antes de salir herida. Como alguien dijo alguna vez “uno debe saber qué guerra pelear” Pero, frente a tus encantos, a tu sencillez era imposible no cometer algún tipo de riesgo.
Me quemé en tus brazos, y dejaste inscrito tu cuerpo en el mío.
Tenía doce razones para no dejarlo huir. Sin embargo, habían catorce para dejarlo partir y no retenerlo.
Y así fue...me dejó partir...lo dejé huir...Ahora sólo me queda recordar, recordarte...Me queda vivir de los recuerdos porque sé que no tendré señales tuyas...Sé que no llamarás.
Sé que no llamarás...sé que sólo fui una muy buena compañía. Y eso quizás pesa más que cualquier otra cosa. Porque en este estado de vulnerabilidad, haberte conocido significó mucho más que cualquier estrella fugaz.
Sé que no llamarás...sé que sólo acompañé tu soledad. Sin embargo, yo te recordaré... y te seguiré con mis recuerdos, con mis labios y sentidos.
Sé que no llamarás...Por eso,mi teléfono estará apagado. Lo prefiero así. Servirá para ignorar que no me haz llamado.
Sé que no llamarás...
Buena suerte y hasta luego...
4 comentarios:
Ups!
Que hermoso.
mira tú
m.
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